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"Nada podemos esperar sino de nosotros mismos"   SURda

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30-06-2011

 

 

 

 

La reestructura del Frente

SURda

 

 

Julio A. Louis

 

 

El Frente Amplio acaba de sufrir su más severa derrota en e l tratamiento parlamentario de la Ley de Caducidad. Esa derrota es demostrativa de que no manda en el gobierno y que el programa aprobado no se aplica en sus líneas esenciales, razones por las cuales el gobierno ahora es apoyado por quienes combatieron la pre-candidatura y la candidatura de Mujica, y desilusiona o indigna a quienes combatieron por ellas. Mientras agoniza la esperanza de que el gobierno impulse transformaciones profundas, un debate de menor difusión amenaza con desvirtuar al Frente, el de la “reestructura”.

 

La izquierda (que es antisistémica, anticapitalista) ha profundizado la caracterización de las clases sociales. Éstas se definen por las relaciones sociales que los seres humanos entablan en torno a los medios de producir y de cambiar la riqueza, haciendo que unos sean propietarios y otros asalariados; por la función social que cumplen, determinante por ejemplo, de que intelectuales, militares o sacerdotes al servicio de las clases dominantes, se ubiquen junto a ellas aunque carezcan de la condición de grandes propietarios; y por la cuantía de la riqueza percibida, que hace a unas clases ricas y otras pobres, con matices intermedios. Además de esas condiciones, muy importante para que una clase exista como tal, o que los individuos sientan la pertenencia a una, es su conciencia de clase. Lo que condujo a Marx y Engels a señalar que hay quienes son parte de la “clase en sí” (por ajustarse a los lineamientos inicialmente indicados), mientras otros individuos además, agregan la condición de “clase para sí” , por ser conscientes de los intereses y de los proyectos de su clase. Por eso la batalla de ideas en el seno de las clases explotadas y oprimidas (principalmente entre los trabajadores) para que cada individuo adquiera la condición de “clase para sí” está en la sustancia de la lucha por la hegemonía. Sólo una clase “para sí” es capaz de emanciparse, y en el caso de los trabajadores, de guiar al conjunto del bloque de las clases y sectores explotados..

 

El Frente Amplio nace como expresión de una haz de clases, capas y sectores populares, expresión de un conglomerado ideológico, que reúne al menos, a individuos y partidos representativos de las tres grandes concepciones del mundo occidental: el cristianismo, el liberalismo y el marxismo. Nace en años de intensas movilizaciones de masas, dispuestas a la participación militante, a cambiar al mundo y al país. De allí la gestación de una estructura democrática (coalición de partidos y movimiento de ciudadanos), que a pesar de mermar aquella intensidad participativa, se ha mantenido. La fuerza política, a través de sus Comités de Base, está abierta y los individuos activos, militantes, conscientes, los que asumen la condición de “clase para sí” influyen. Y es esa realidad la que empuja al gobierno a la izquierda, contra la ley de caducidad, por la ley de salud sexual y reproductiva, por la transformación de la política económica,(cuyo principal designio parece ser captar como sea a los capitales extranjeros). Lógicamente, esa estructura debe ser modificada si se pretende adecuar al Frente Amplio al gobierno, y evitar que el gobierno se adecue a la fuerza política. De allí surgen dos propuestas que “ tradicionalizan ” en el sentido burgués de los Partidos Colorado y Nacional : la primera es disminuir el peso de las bases (donde se concentra gran parte del poder de la militancia, la de los frenteamplistas sin partido y la de los partidos que poseen militantes). La otra es realizar elecciones a padrón abierto, para que los órganos de dirección sean expresión de los que votan, aunque esos votantes se acerquen a los Comités por primera y única vez. Dicho de modo más directo, para que los órganos de dirección sean expresión de la no militancia, de los que no están dispuestos a la acción perseverante cotidiana. Y para lograr ese objetivo, se argumenta que hay que incorporar los nuevos aportes de la “tecnología”, o la actividad de las “redes frenteamplistas”, etc. Sí es saludable, que las nuevas tecnologías de la comunicación sean incorporadas para enriquecer los debates, sí es saludable que se incorporen más frenteamplistas, pero nunca al precio de desplazar a la militancia consecuente.

 

Las fuerzas pro-capitalistas del Frente Amplio buscan frenar el peso “de abajo” y objetivamente, buscan convertir al Frente Amplio en el Partido del Estado, como fue el batllismo, donde los “expertos” manden (aunque pocos son efectivamente expertos, los más políticos profesionales que pasan de cargo en cargo). Si la militancia sin partido y los partidos que tienen militancia no cierran filas contra estas ideas, se consumará la otra gran derrota de la izquierda, la organizativa.

 

Alerta máxima pues la organización es un tema clave. Cuando una fuerza popular es gobernada por sus círculos más avanzados, se expresa como izquierda. Cuando es inundada por la fuerza de la mayoría que la vota (donde la hegemonía ideológica aún es de la burguesía) no será de izquierda. Tal lo que se debate en la reestructura.

 

 

 
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